lunes, octubre 23, 2006

Leé esto gurrumín

- ¿Viste Lucía que no estaba tan loco al final?
- Y no, la verdad que no. Pero nunca lo hubiera creído si no lo hubiera visto.
- Y eso que verlo fue feo...
- Ah sí. Eso seguro. Pero necesario.
- ¿Necesario como respirar?
- A efectos de creer, seguramente.
- ¿Es necesario creer?
- Esther, por favor. No rómpas los huevos.
- Tenés razón Lucía. Dame el mate que no es micrófono.
- Siempre esa onda de mierda vos.
- Perdonáme, es que todavía no puedo creer que lo haya hecho.
- Vos lo viste Esther. Fuiste testigo de la hazaña.
- Es que, Lucía por favor, ¿me vas a decir que es normal?
- No, normal no. Pero nunca hizo nada normal.
- ¿Te acordás cuándo se tiró en culopatín por las escalera del colegio y le pegó un cabezazo en las tetas a la directora?
- No, ¿cuándo fue eso?
- Cuando entró a primer grado, en el acto de presentación.
- Ah si. Era un terremoto.
- Y así terminó.
- Pero ahora sale en los diarios. La gente lo reconoce en la calle.
- Y, pero no le sucede eso por ser un premio Nobel precisamente.
- Cada uno hace lo que puede Esther. Siempre la misma vieja de mierda.


Y es así, que las dos testigos de la hazaña de Juan Carlos llevan sus días de jubiladas de Burzaco.
Mate en la vereda hasta las seis, porque se pone fulera la cuadra. Aunque ahora que Juan Carlos es famoso, dicen los vecinos que está más copada.
¿Qué qué hizo Juan Carlos? Nada importane, es la primer persona en la historia de la humanidad que se limpia el culo con la lengua.

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