martes, octubre 10, 2006

Opus

A veces me veo sentado, solo.
A veces él viene y me saluda.
Cómo si no tuviera nada mejor que hacer.
Cómo si no le importara mi soledad.
Saluda y sigue caminando.
Oblicuamente, como enviciado.
Camina. Se ríe y camina.
Ya no se porque lo hace.
Y ahora lo hace más espaciado.
Pasa unos días y ni me mira.
Pasa otros y a veces, hasta me habla.
Una vez me animé a preguntarle una cosa.
Le pregunté si no notaba cierto aprecido entre nosotros.
Me respondió con total pasividad que sí, pero que había un motivo y era de esperar que yo no lo sepa.
Mi expresión de inentendimiento fue crucial.
"Algún día", dijo, "lo vas a entender".
Sigo esperando.

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